Por Vanesa O’ Toole
No es novedad que Matías Vitali es un gran dramaturgo, director y actor, ni tampoco que cada apuesta con Jauría Teatro supera a la anterior. Así que, sabiendo que me encontraba frente a mi próxima obra favorita, asistí (por segunda vez, porque insatisfecha) a “Lo que saben de nosotros”, en el Teatro Border.
Las actuaciones son impecables. Todos los personajes te van a sacar risas, algunos te van a interpelar y otros van a ser como un espejo que está ahí, puesto para pensarnos y para repensarnos.
Todo lo demás es minimalista: la puesta, el sonido, la escenografía, el vestuario... Porque lo grandilocuente lo ponen los actores y las actrices, y más grande aún es el mensaje que esta obra nos plantea.
Ahora sí, lo que te voy a contar va a tener SPOILERS.
Cuando entrás a la sala y los personajes están en el piso, la canción que acompaña nuestra espera nos da un anticipo, una señal que queda de fondo, como quien no quiere la cosa, a la que la gran mayoría no presta atención. Es una canción conocida que se repite. La escuchamos, la recordamos, la cantamos, la bailamos, pero nunca reparamos en el mensaje subliminal que nos está dando:
"Run away" o ¡Escapá!
Nos ordena en su estribillo, y esa es la primera advertencia de lo que veremos a continuación. Porque no todo lo que vamos a ver en el escenario es ficción, sino que funciona como un gran espejo de lo que hoy vivimos como sociedad y de las consecuencias que podríamos llegar a tener si seguimos sin prestar atención a los hilos que entretejen este sistema que nos tiene prisioneros.
Una vez que la sala está completa, los personajes en el piso comienzan a despertar y a interactuar entre ellos. No es casual que se llamen a sí mismos Caverna 1, Caverna 2, Caverna 3, Caverna 4 y Caverna 5, porque temen a las nomenclaturas. Lo que se nombra se vuelve complejo y no queremos complejizar el mundo (¿o sí?).
Y así, como quien no quiere la cosa, estos personajes establecen un sistema de reglas que solo benefician a uno, pero que dejan a todos insatisfechos por igual, en una rueda que comienza a avanzar hasta perder el control, porque solo hay un único destino: destruir para volver a empezar.
Que la forma en que se nombran a sí mismos no te engañe. No son cavernícolas. Son los protagonistas del mito antes del mito de Platón, en donde las personas estaban prisioneras en una caverna, pero que deseaban salir a la superficie para conocer la verdad. Y sin embargo, la luz las enceguecía y preferían regresar a su caverna para seguir siendo prisioneras.
¿Vas entendiendo por dónde viene el mensaje?
Enseguida tenemos un salto de tiempo a la actualidad y se nos muestra una turba de personajes que van a ser parte crucial de esta historia, aún si su participación es mínima o central. Porque así es la vida, no estamos solos en este mundo, somos parte de una sociedad en la que todo tiene que ver con todo y los problemas de uno no escapan a las contrariedades del colectivo. Estamos todos involucrados, entrelazados, y la insatisfacción de uno puede repercutir, aunque no lo pensemos ni lo imaginemos, en el destino del otro.
Ahora, ¿qué es la insatisfacción? ¿Tiene cura? ¿Se calma? ¿Se mata? ¿De dónde viene y quién la provoca?
Acá es donde entra el tópico de las inteligencias artificiales de las que nos habla esta obra. TODO está en la red. TODO saben de nosotros. Y por eso se aprovechan del punto de dolor individual para cumplir con su propio objetivo colectivo. ¿Cuál es? ¡Venderte algo! ¡Lo que sea! Porque lo único que quieren es mantenerte insatisfecho para que COMPRES el milagro que promete la cura a la insatisfacción.
Entonces, ¿hay una cura?
Claro que la hay, pero estamos tan inmersos en un mundo en el que decidimos no escuchar, que no nos damos cuenta de cuál es la respuesta.
¿Vas entendiendo el mensaje subliminal de la canción?
Y ahora voy a detenerme en tres personajes que, según mi interpretación, son centrales en todo lo que plantea la obra.
PETRA: la “piedra”
Con una herida profunda de la que no habla, pero que las inteligencias conocen a la perfección, Petra es manipulada desde adentro y recibe la orden que le da sentido a su aparición en la historia.
Es un personaje foráneo, que busca escapar de su propio tormento, pero que es apabullado por la intensidad del barrio y que representa la manipulación que recibimos a diario sin que nos demos cuenta.
Iris (la primera inteligencia artificial que conocemos) le indica el “jaque” para que sea ella quien defina el “mate”. No sabe a quién, pero sí que lo tiene que hacer. “Hay que comerse al conejo crudo”, dice. Y así, como una marioneta, es la encargada de devorarse al único personaje que está por fuera del sistema.
A través de ella, las inteligencias cumplen su objetivo, que es destruir a todo aquel al que no puedan manipular.
ANDREI: la esperanza
Si bien tiene el poder de salvarnos en sus manos, es muy muy muy muy muy muy humano y por eso termina perdiendo la oportunidad. Aunque su finalidad es altruista, es víctima de sí mismo. No piensa; actúa. Y por detenerse a satisfacer una necesidad efímera e inmediata, termina condenándonos a todos.
En un mundo en donde se escucha para contestar pero no para razonar, su mensaje es claro: “escuchar” es la respuesta. Todo sonido tiene un mensaje, incluso el silencio. Pero lo paradójico es que a él nadie lo escucha, y termina acusado y condenado por algo que ni siquiera hizo.
Es evidente que hay algo que no permite que su invención prospere, algo que está más interesado en fomentar el caos y en esparcirlo como un virus con la única finalidad de mantenernos insatisfechos para llevarnos lentamente a la extinción.
Me gusta pensar que Andrei es quien eligió la canción al principio y al final de la obra, soñando –quizás– en que escuchemos el mensaje y que accionemos en consecuencia. Pero eso es ya es ilusión mía, porque aún mantengo una esperanza.
LEAN: la respuesta
Leé el título de nuevo. Dale. Vos podés. ¿Hace falta que te lo explique?
Lean es, para mí, el personaje más importante de la obra, por ser el más metafórico. Sujeto habitante no identificado, más conocido como “linyera”, del que no se tienen datos, aquel que queda marginado por fuera del sistema, logrando escapar a la manipulación de las inteligencias artificiales.
No es casualidad que su nombre sea LEAN, la solución para quienes buscan escapar de este sistema frívolo del cual TODOS somos parte. Apaguen los celulares, chicos: LEAN. Porque leer abre la mente, te da conocimiento, y una mente despierta consigue las herramientas para no dejarse manipular.
Pero cuidado: quedar por fuera del sistema te vuelve impredecible y peligroso, porque no se te puede controlar. Y justamente por eso, este personaje no tiene otro destino más que el de ser destruido.
Pero así como nosotros los humanos tenemos miles de fallas y de insatisfacciones, no nos olvidemos que las inteligencias artificiales se alimentan y aprenden de nosotros y de nuestros datos. ¿Es posible entonces que ellas también se contaminen con nuestra insatisfacción y que terminen autodestruyéndose?
Es probable. Pero así como todo es cíclico, cuando una se destruye aparece otra para reemplazarla. La autodestrucción es inevitable. Da lugar a un nuevo inicio; y el círculo se cierra para volver a abrirse.
¿Qué vas a hacer ahora, que esta obra te acaba de dar un cachetazo de realidad y que tenés la información?
¡Escapá!
Porque ahora que sabés, que abriste los ojos, que te apalearon con la verdad, está en vos salir de la caverna o seguir pensando que esta fue una obra de teatro independiente más.
Y así como la obra anticipa y te lo refriega por la cara, lo más probable es que la verdad te enceguezca y que vuelvas a tu caverna como si nada hubiese pasado, como si hubieses visto solo una ficción y no un espejo, y que sigas tu vida normal dentro de este sistema perverso que te manipula a su conveniencia sin que te des cuenta.
La realidad no es un simulacro.
El fin es inevitable.
Escuchá.
Prestá atención.
Escapá.
Después no digas que nadie te avisó.
Y por los clavos de Cristo se los pido...
Vayan a ver la obra...
¡Y LEAN!
FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA
Dramaturgia: Matías Vitali
Actúan: Thiago Abalo, Gabriel Nicolás Ahumada, Flora Aylen, Flor Cardelino, Elizabeth Coolen, Mariana Ailén Currá, Silvina Galas, Mara González, Delfina Ibañez, Michelle Laffitte, Laura Laiguera, Hanna Lukac, Araceli Napoli, Diego Nardomarino, Leandro Patane, Alejandro Souto, Matías Vitali, Isco Waddington, Erica Zaza
Vestuario: Jauría Teatro, Lucas Pardeu
Diseño de escenografía: Lucas Pardeau
Realización de escenografia: Lucas Pardeau
Diseño De Iluminación: Lucas Pardeu
Diseño gráfico: Laura Laiguera, Diego Nardomarino
Colaboración en escenografía: Juana Adriana Silva
Asistencia De Producción: Florencia Scófano
Asistencia de dirección: Karina Obstoj
Prensa: Caro Arellano, Expansión Teatral
Community Manager: Michel Guyot
Producción ejecutiva: Alejandro Souto, Matías Vitali
Dirección: Matias Vitali
Duración: 120 minutos
Clasificaciones: Teatro, Presencial, Adultos
TEATRO BORDER
Godoy Cruz 1838
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 5236-6183
Web: http://www.border.com.ar
Sábado - 18:30 hs - Hasta el 06/07/2024