Por Vanesa O' Toole
No sos escritor/a si nunca te enfrentaste a alguno de estos problemas. :D
Hoy te dejo tres problemas comunes que tenemos todos los escritores, aunque el listado da para largo.
Pero como acá nos enfocamos en las soluciones, también te dejo la manera de abordarlos.
¡Éxitos!
PROBLEMA 1: PROCRASTINAR PROYECTOS
¿A quién no le pasó eso de decir "mañana lo escribo" y que pasen, de golpe y plumazo, cuatro o cinco años?
¡Pero a no desesperar!
Lo importante es darte cuenta del problema y trabajar en la solución.
SOLUCIÓN: ARMAR UN PLAN DE TRABAJO Y CUMPLIRLO
La solución a la procrastinación se encuentra enfocando la energía en ESE proyecto y elaborar un meticuloso plan de trabajo. Y una vez que hayas hecho eso... ¡cumplir ese plan!
Esto no quiere decir que hagamos un plan de hierro y que no varíe por distintas circunstancias.
Simplemente, seguir un plan nos va a dar cierta constancia para que el trabajo de escribir se convierta en un hábito y que ese proyecto que veníamos postergando se pueda consolidar.
PROBLEMA 2: LISTA INTERMINABLE DE PENDIENTES
Muchas veces se nos ocurren ideas y las anotamos en papelitos, en la compu, en cuadernos, en distintos lados, para cuando finalmente necesitemos de ellas.
Pero...
El problema se da cuando queremos trabajar en todas estas ideas a la vez, porque el que mucho abarca poco aprieta y así es muy difícil llegar a concretar algo.
SOLUCIÓN: ENFOCATE EN UN SOLO PROYECTO HASTA TERMINARLO
Elegí un solo proyecto y dale con todo hasta el final.
No pares hasta terminarlo; recién entonces, dejalo descansar y, en el mientras tanto, podés enfocarte en otro proyecto.
Así, el día de mañana, vas a tener proyectos terminados a la espera de ser pulidos, que son mucho más fáciles de trabajar que enfrentarte, una vez más, a la página en blanco.
PROBLEMA 3: AUTOEXIGIRTE
¿Sos de los que se autoexigen y producen como si no hubiera un mañana?
Tranqui, que la vida no es solo trabajo. ¡Date un tiempo para vivir!
La exigencia nos la ponemos nosotros mismos y esto aplica tanto para escritores como para cualquier otra persona que tenga un proyecto personal o un emprendimiento.
El problema no es la rutina de trabajo, sino que se da cuando en nuestra cabeza nos ponemos esta autoexigencia de cumplir tiempos que nadie nos pide que cumplamos.
SOLUCIÓN: DATE PERMISO PARA VIVIR
Nadie te va a pedir que duermas dos horas por día por quedarte escribiendo o que no veas a familia, ni te va a castigar porque mires una peli o disfrutes de una salida con amigos.
Porque esta es la verdad que nos involucra a todos los escritores:
PARA ESCRIBIR, HAY QUE VIVIR.
Así que hacé eso que te gusta y date permiso para disfrutar de la vida, de los vínculos, de la naturaleza.
¡Salí del encierro!
Y vas a ver cómo la escritura fluye y se desbloquean las ideas.
¿Te pasó algo de esto alguna vez? ¿Cómo lo resolviste?
¡Contame en los comentarios?